Propuesta experimental

¿Dónde estamos parados?

Realizaremos tres experimentos para conocer acerca de la textura, permeabilidad y contenido de materia orgánica que encontramos en el suelo. Comprender sus aspectos físicos y químicos son necesarios para un manejo consciente de este recurso no renovable.

¿Qué es el suelo?

El suelo es un sistema natural que contiene minerales y restos orgánicos, influenciados por las condiciones climáticas y del medio biológico. Es la capa superficial o cáscara que recubre a la corteza terrestre y se organiza en capas denominadas horizontes. Se encuentra constituido, principalmente, por material inorgánico (como ser el limo, arcilla y arena) y también por material orgánico (humus). 
Es un recurso natural fundamental para el desarrollo de la vida humana ya que permite, por ejemplo, sembrar y cosechar cultivos para alimentos de consumo humano y animal, obtener agua y recursos minerales, entre otros.

Horizontes del suelo
Horizontes del suelo

¿El suelo es solamente sólido?

A simple vista pareciera que sí. Sin embargo, su composición es más compleja ya que se trata de un sistema formado por tres fases en distinto estado de agregación y en equilibrio: una fase sólida, una líquida y una gaseosa.
 La fase sólida está compuesta por partículas minerales. Esta fase se encuentra rodeada por una película acuosa que constituye la fase líquida, principalmente formada por agua. La fase gaseosa contiene aire, vapor de agua y otros gases. 
Las partículas minerales contenidas en la fase sólida generan espacios vacíos que son ocupados por agua y aire, determinando lo que se conoce como poros del suelo.

Experimento 1: Textura al tacto

Ahora bien, ¿se formaron los bastoncitos?. Las manos, ¿quedaron manchadas?

Lo que hicimos a través de estas distintas masas (amasar e intentar armar ‘bastoncitos’) fue determinar la textura del suelo.
La textura permite identificar el tipo de suelo. En otras palabras, el material inorgánico que encontramos en el suelo se constituye básicamente por partículas de arena, arcilla y limo, los cuales poseen diferentes tamaños y se combinan en distintas proporciones, generando así distintos tipos de suelo.

En el experimento que realizamos, la textura que obtuvimos en las distintas masas pueden indicarnos el tipo de suelo con el que trabajamos. Veamos qué sucedió:

Si no hay formación de bastoncitos y se hace imposible amasar, se trata de un suelo arenoso. Este tipo de suelo se caracteriza por ser liviano, con falta de cohesión, fácil de trabajar y, con frecuencia, con tendencia a la aridez. Presenta poca adherencia y bajas reservas de nutrientes; posee buena aireación, muy alta permeabilidad y nula retención de agua.

Si al amasar, no nos ensuciamos las manos, estamos en presencia de un suelo arcilloso. Este tipo de suelo es de los más difíciles para trabajar y podemos encontrarlo de dos maneras: si está húmedo, se caracteriza por su plasticidad y su fuerte poder adhesivo; mientras que, si está seco, se vuelve duro. El suelo arcilloso posee, además, la particularidad de ser muy rico en nutrientes y en retener mucha agua.

Si al amasar logramos armar los bastoncitos y manchar nuestras manos, estamos en presencia de un suelo limoso. Este se caracteriza por tener la mejor capacidad para la retención de gran cantidad de agua y, por esta razón, es el más conveniente en jardinería y cultivos.

Determinar la textura del suelo resulta clave para determinar, por ejemplo, qué cultivos son más convenientes sembrar en el suelo donde estamos parados.

Experimento 2: Permeabilidad

En relación con las tres muestras de suelo, ¿en cuál se obtuvo más agua? y el agua, ¿corrió a la misma velocidad?

En el experimento realizado pudimos observar que, en la muestra de suelo de la maceta, obtuvimos menos agua que en la muestra de arena. En relación con la velocidad, en la muestra de arena, corrió más rápido debido a que su textura liviana formadas por partículas grandes, y que no pueden retener el agua.
Ello se debe a la porosidad del suelo, una propiedad muy importante que permite inferir sobre su permeabilidad, es decir, la capacidad de un suelo para permitir el paso del agua sin alterar su estructura.
La permeabilidad del suelo puede observarse en la velocidad con que el agua pasa a través de los poros del suelo.
A su vez, el tamaño de los poros se relaciona directamente con el tamaño de las partículas que conforman el suelo: a mayor tamaño de partículas, mayor será la porosidad del suelo y, por lo tanto, más permeable. Es así que, el suelo arcilloso es más compacto y menos permeable porque está formado por partículas muy pequeñas; mientras que, el suelo arenoso es menos compacto y sus partículas presentan mayor tamaño.

La posibilidad de obtener buenas cosechas dependerá en gran medida de la adecuación del cultivo al tipo de suelo, cuya textura nos indica en qué proporciones se encuentran las partículas, de diferente tamaño, de arena, limo y arcilla.
Otro factor importante en el éxito de los cultivos, es el de contar con un buen contenido de materia orgánica en suelo, tal como veremos en el siguiente experimento.

Experimento 3: Materia orgánica

De las tres muestras de suelo realizadas, ¿cuál fue la que presentó más efervescencia? ¿qué nos dicen las burbujas que aparecen al agregar agua oxigenada al suelo?

Un modo sencillo de saber si hay presencia de materia orgánica en nuestro suelo, es observar que su coloración sea oscura, particularmente en los horizontes más cercanos a las superficies. Otro modo de determinar su presencia es el desarrollo de agregados generalmente redondeados, como los que se observan al arrancar una fracción de césped de gramíneas.
También es posible establecer la cantidad de materia orgánica en suelos, cuyo procedimiento a nivel profesional suele requerir aparatos o reactivos de manejo complicados. Sin embargo, tal como vimos en este experimento, es posible realizar una prueba más fácil y sencilla mediante la adición de agua oxigenada. El agua oxigenada es un compuesto oxidante que aporta grupos hidróxidos y radicales libres. Esta sustancia puede atacar una amplia variedad de compuestos orgánicos como proteínas y lípidos.
Durante la oxidación se produce el desprendimiento de oxígeno gaseoso, razón por la cual es posible observar efervescencia en los suelos que contienen presencia de materia orgánica. A mayor presencia de materia orgánica en el suelo, mayor efervescencia.

Este video forma parte del ciclo multisoporte Química (Re)Activa

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Propuesta experimental realizada por el equipo docente de la asignatura Química Vegetal y del Suelo de la FIQ-UNL.

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