Desde hace casi dos décadas la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad de Valencia, España, trabajan en conjunto en temas vinculados a química orgánica supramolecular.

En particular, un equipo de investigadores del actual Instituto de Química Aplicada del Litoral (UNL-Conicet) -cuyo actual director es el Dr. Abel Chialvo-, liderado por el Prof. Pedro M.E. Mancini y la Dra. María Kneeteman docente e investigadora de nuestra Casa, se encuentran finalizando un Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (“Síntesis y Evaluación de sensores aromáticos polinuclares selectivos para cationes de metales pesados y aniones halogenuro" -PICT-2014-2017 Nº 1587- el cual combina aspectos de las reacciones Diels-Alder a partir de sustancias nitrocarbocíclicas y nitroheterocíclicas con la capacidad quelante de derivados bifenílicos). Este proyecto, que incorpora en carácter de investigadores externos a Catedráticos de la Universidad de Valencia, tiene fecha de finalización en el presente año y ambos grupos se encuentran realizando los últimos ajustes y evaluando nuevas formas de cooperación.
En este marco, en el mes de mayo, visitó por primera vez nuestra casa la Dra. Margarita Parra Álvarez; catedrática del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Valencia, España. Cabe destacar que integrantes de ambos grupos de investigación han realizado, durante todos estos años, una serie de intercambios y visitas de estudio en ambos países para avanzar en el logro de objetivos comunes.
En cuanto a las líneas de acción trabajadas en el marco del PICT, Margarita Parra Álvarez sostuvo que están estudiando “sensores químicos para lo cual sintetizamos compuestos orgánicos que permitan reconocer determinadas moléculas y tengan un cambio en sus propiedades ópticas que sean visibles rápidamente. Esto nos permite detectar sustancias, generalmente, tóxicas”.
La catedrática también hizo referencia sobre las áreas de aplicación de estos sensores químicos. “Los sensores se clasifican en diferentes grupos en función de lo que detectan. Unos son cationes, aniones o moléculas neutras. Nosotros nos hemos centrado más en cationes porque tanto en Valencia como en Santa Fe tenemos un problema de contaminación de aguas donde hay que detectar los metales pesados que contiene, y también nos centramos en moléculas neutras que pueden ser tóxicas, por ejemplo: cianuro, monóxido de nitrógeno, monóxido de carbono, formaldehido, etc.”. En síntesis, “por un lado detectamos cationes, en donde se encontraría el grupo de sustancias que pueden ser tóxicas en las aguas y, por otro lado, estudiamos moléculas neutras que generalmente son muy pequeñas y se encuentran presentes en las armas químicas”.

Sensores de detección in situ

“Muchas veces los sensores que utilizamos se diseñan de tal manera que puedan, con pequeños cambios, tener múltiples aplicaciones. Aquí el mayor esfuerzo es el sintético, el de reducción. Lo cual pretende llegar a un punto en que estas investigaciones que sirvan en la vida cotidiana. Entonces lo que hacemos con esas moléculas que sintetizamos es darles un soporte sólido de tal modo que podamos hacer una etiqueta” sostuvo la española y añadió un ejemplo gráfico: “si uno se encuentra en un sitio que pueda llegar a tener alguna sustancia tóxica, esa etiqueta que llevamos adherida a nuestra ropa cambia de color para indicarnos que estamos en peligro y debemos corrernos de ese lugar”.
En la actualidad hay muchos métodos desarrollados para detectar estas sustancias, pero todos requieren de aparatos de grandes dimensiones con pocas posibilidades de ser trasladados. Precisamente, sostuvo la catedrática, “lo que buscamos nosotros es lograr un método que sea rápido, visible y transportable. Estas etiquetas están en fase de desarrollo, el siguiente paso será el proceso de patentes, y luego esperamos que tenga utilidad en la vida cotidiana y esté al alcance de todos”.
A este aspecto se refirió la Dra. Kneeteman: “Todos estos compuestos se pueden identificar en un laboratorio, el único detalle es que la infraestructura y el equipamiento están en un sólo lugar y es muy costoso. Lo que nosotros estamos trabajando es en lograr algo ambulante, simple e inmediato. Estamos hablando de un método in situ que permita darnos cuenta que el ambiente está contaminado en el momento y debemos ir a un lugar más seguro. Los métodos actuales nos permiten saber, por ejemplo, a qué sustancias estuvimos expuestos mucho tiempo después. La ventaja de contar con el método in situ es la inmediatez de los resultados de la detección de las sustancias”.

Una relación de larga data

“Es importante resaltar que es un trabajo multidisciplinar y permite que todos aunemos esfuerzos para lograr un fin común. La investigación que hoy en día no se dirija por este camino, tiene muy poco sentido”, enfatizó la Dra. Parra Álvarez, y añadió: “hemos estado trabajando los últimos 18 años y eso habla por sí solo. Nos complementamos muchísimo. Ya no la tomamos como una relación científica, ahora somos amigos”.
Por su parte la Dra. Kneeteman destacó la calidad humana del grupo de Valencia, sosteniendo que “Estos intercambios se han convertido casi en una rutina que venimos manteniendo todos estos años. Ha sido un vínculo muy fructífero que nos alegra que continúe. Hoy nos sentimos honrados de que nos visite por primera vez Margarita”.

Datos de la visita

La científica española ha realizado numerosas publicaciones de artículos en revistas científicas especializadas como: Journal of Natural Products, Journal of the Chemical Society, entre otras. Además, ha participado en la publicación de libros especializados y, como investigadora, ha publicado distintas patentes junto con otros investigadores. Asimismo, su labor como docente ha sido tan destacable que le han concedido el premio de Docencia de Calidad Facultad de Química de la Universidad de Valencia durante los años 2006, 2007 y 2018.

 

Prensa FIQ | UNL