En el marco del Ciclo: 100 años de Ingeniería en Santa Fe, se desarrolló el conversatorio: “Ingeniería Industrial en la actualidad. La FIQ siendo protagonista en el mundo”. Participaron del mismo los ingenieros industriales: Joaquín Mendoza (Procter & Gamble, Frankfurt-Alemania), Selene Sangoy (Colome S.A, Santa Fe) y Camila Tschieder (Blue IT, Buenos Aires).
Selene se graduó en 2017 y tiene 28 años. La empresa en la que trabaja se dedica principalmente a materiales de construcción y venta de productos para instalaciones (agua, gas, etc.). Ella se desempeña actualmente en el área de logística, en auditoria de inventario y análisis de stock, de la empresa Colomé S.A., sede Santa Fe.
Camila es graduada 2019 y tiene 23 años. Vive en Capital Federal pero trabaja en Vicente López, provincia de Buenos Aires. Se desempeña en el área de ingeniería de proyectos de la empresa Blue IT, que se dedica principalmente a dar soluciones con tecnología RFID y en IOT (Internet de las Cosas).
Joaquín se graduó en 2019 y tiene 24 años. Vive en Alemania y trabaja para Procter & Gamble, una empresa multinacional de productos de consumo masivo. Puntualmente trabaja en la marca Brown, en donde se desarrollan afeitadoras, depiladores y productos para el cabello. Se encarga de la gestión de la cadena de suministros de los productos terminados, desde que salen de China hasta que llegan a Europa, y su distribución en este último.
Los tres compartieron sus experiencias y brindaron algunos tips para los actuales estudiantes y próximos a graduarse.
¿Cómo les resultó el momento de la búsqueda laboral?
“La inserción laboral no fue tan fácil como asumí que era. Una de las razones por las que elegí Ingeniería Industrial fue por la gran versatilidad de la carrera y por la oferta laboral existente. Pero también es una realidad, que el momento de búsqueda laboral depende mucho del contexto económico de nuestro país y de las aspiraciones de cada uno. En mi caso, estuve seis meses en la búsqueda de trabajo en empresas, fui a muchas entrevistas y hay mucha competencia en la región en cuanto a un mismo puesto para profesionales de diferentes carreras”, sostuvo Selene y añadió: “Hay que aprender a aceptar los rechazos o la falta de respuestas en las entrevistas. En cinco meses me hicieron más de 30 treinta entrevistas, y de muchas ni siquiera tuve respuestas. Pero no siempre es uno, sino que los perfiles de búsquedas están muy delimitados, son muy específicos, y en las entrevistas terminan viendo muchos detalles de las personas que hacen que se decidan por una o por otra”.
Por su parte, Camila dijo que; “Aquí aparecen los dos caminos: si me recibo rápido y sin experiencia, o si demoro un poco más pero voy trabajando y ganando experiencia. Para que el cambio no sea tan brusco, recomiendo que se aprovechen las pasantías o prácticas extracurriculares, para ir insertándose en el campo laboral de manera progresiva. En mi caso, mi primera entrevista laboral la tuve gracias a la FIQ, a través del Programa de Jóvenes Profesionales de YPF. Esas oportunidades hay que saber aprovecharlas, la Facultad tiene vínculos con empresas e instituciones importantes, con las que hacen diferentes actividades (entrevistas, juegos, trabajo en equipo, etc.) que te permiten insertarte al mundo laboral de manera más amigable. Si bien había quedado seleccionada, iba a empezar en octubre y yo me recibía en diciembre, dejé de buscar trabajo. Por cuestiones del país, ese Programa se cae y a mí se me vino el mundo abajo. No sabía qué hacer, así que empecé a anotarme en diferentes páginas de búsqueda de trabajo, ya convencida de que mi lugar era Buenos Aires. También imprimí CV y visité las empresas de esta provincia en las que me interesaba trabajar; pero cuando les quería entregar el CV impreso ninguno la aceptaba. Yo estaba convencida que era mejor si me presentaba personalmente, pero me di cuenta a la fuerza que acá se manejan todos de manera online. Así que tuve que volverme sin suerte. Luego continué aplicando a postulaciones online, con diferentes tipos de intercambios: sin respuestas, entrevistas en donde te dicen que luego te llaman, etc. Pero no hay que desganarse, ni pensar que uno está haciendo mal las cosas. Después de varios intentos fallidos, se me dieron varias opciones de empresas y uno termina decidiendo qué le gusta y qué le conviene dentro de las posibilidades”.
“Me vine de intercambio a Alemania hace dos años y nunca volví. Vine por 6 meses para hacer un PROINMES, conocí personas que estaban por hacer pasantías y me pregunté por qué no. Así que envié entre 50 y 60 currículos a distintas empresas para diferentes puestos. Adidas, por ejemplo, me entrevistó por teléfono, y cuando ya me estaba por volver a la Argentina, me entrevistó personalmente P&G y a los tres días me avisaron que había quedado”, recordó Joaquín.
Aprovechar todas las oportunidades durante el cursado
Si bien los tres tuvieron experiencias de inserción laboral diferentes, todos coinciden en saber aprovechar las oportunidades que la Universidad brinda durante el cursado de la carrera.
“Recomiendo que hagan pasantías o prácticas laborales en empresas, porque te permite conocer mejor el ambiente y a veces resulta una mejor transición tener experiencia previa que arrancar de cero. Todo suma a lo largo de la carrera; tanto la formación académica como otro tipo de capacitaciones, en especial aquellas que les van a servir para desarrollar capacidades personales. Por ejemplo, intercambios, idiomas, participar en las cátedras y la organización de congresos, etc. Creo que todo lo que es capacitación complementaria ayudan a desarrollar otro tipo de habilidades”, dijo Selene.
Por su parte, Joaquín sostuvo: “Nuestra carrera es muy amplia. Me gusta decir que somos ingenieros de gestión. En las entrevistas en Alemania me pedían ejemplos de trabajo en equipo y de resolución de problemas. Si les hubiera hablado sólo del cursado y de hacer trabajos prácticos, no duraba ni diez minutos; pero decidí contarles de cuando organizaba las Fiestas FIQ, y las entrevistas (que fueron tres) duraron una hora cada una. Eso fue una actividad que me terminó formando mucho en cómo gestionar, comunicarse y relacionarse con mucha gente, negociaciones, etc., y esas son cosas que le demandan mucho a los profesionales”, sostuvo Joaquín.
“La Universidad tiene miles de propuestas para aprovechar: becas de intercambio, congresos, becas de investigación, etc., que no sólo te suman para el CV sino que te van ayudando a decidir qué es lo que te gusta y qué no”, dijo Camila y añadió: “No somos especialistas en algo, sino que a lo largo de la carrera te van formando para que, al momento de trabajar, si encontrás un problema sepas de alguna manera cómo resolverlo. Eso es lo que hace el Ingeniero Industrial, nos preparan para resolver problemas”.
En el caso de Camila, por ejemplo, “El Intercambio hizo que me anime a venir a Buenos Aires porque te abre un montón a cabeza. El que me conoce sabe que yo decía: me vuelvo a Pilar sí o sí a trabajar. Pero después del intercambio, crucé un poquito mi zona de confort y encontré muchas cosas nuevas, eso me motivó a seguir buscando y conociendo más”.
“Es muy valioso hacer una pasantía. Si bien implica ciertos sacrificios ser pasante, es más fácil que te contraten primero como pasante y si tuviste buen desempeño quedar, a que intentar quedar desde cero en una empresa. Con la pasantía uno ya genera relaciones y experiencias. Ese fue mi caso; 6 meses de pasantía, volví 4 meses a la Argentina me recibí y los alemanes me trajeron de vuelta”, sostuvo Joaquín.
Prensa FIQ | UNL