A los 94 años, murió por la infección causada por el coronavirus el ingeniero Rafael Kohanoff, Ingeniero Químico graduado en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral. Hasta sus últimos días, ejerció como director del Centro de Tecnologías para la Salud y la Discapacidad del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), espacio en el cual lideraba un equipo que desarrolla tecnologías para que los adultos mayores y personas con discapacidad de todas las edades puedan mejorar su calidad de vida.
En octubre 2019, participó del TEDxUNL, en donde compartió su experiencia en tres ámbitos bien diferentes: público, privado y Organizaciones No Gubernamentales. En esa oportunidad, manifestó: “Tuve la posibilidad de crear aproximadamente 10 empresas privadas que sustituyeron importaciones por producción nacional o que inclusive permitieron exportar tecnología. Pero al mismo tiempo me hacía la pregunta ¿ese espíritu emprendedor en el ámbito privado, no podrá volcarse también al ámbito social?”. Es así que en 1974, Rafael comienza su larga trayectoria en el sector público. Trabajó en el gobierno de Juan Domingo Perón asesorando al Ministro de Economía José Ber Gelbard. Además, fue presidente de la Confederación General de la Industria en el mandato de Raúl Alfonsín y ministro de Desarrollo Social de la ciudad de Buenos Aires durante la gestión de Fernando De la Rúa. Esa labor en el Estado lo llevó a pensar cómo aprovechar la experiencia, en especial, para los sectores más vulnerados, a quienes les dedicó gran parte de su vida. Desde su último espacio de creación en INTI, trabajada desde tecnología compleja, para rehabilitación neurológica hasta soluciones para la vida cotidiana. “Trabajamos para hacer accesible la tecnología en salud. Por ejemplo, fabricamos un dispositivo simple, para que los bastones no se caigan al apoyarlos. No inventamos nada, no somos genios, sólo pensamos en cómo resolver los problemas de la gente con sentido común. Cuando vemos que en tanto tiempo nadie se ocupó de una cosa como esta, nos preguntamos ¿lo que no es negocio no se hace? Nuestro objetivo es desarrollar tecnología que llegue a las personas que las necesitan”, decía hace unos meses Rafael y así fue hasta el final de sus días.
Deja un gran legado para jóvenes y mayores, al que no se puede hacer oídos sordos: “Pensar en la gente, darse cuenta que hay un montón de cosas que podemos hacer y no todo requiere grandes inversiones. En muchos casos estamos esperando la inversión, pero si llega sólo es negocio para el inversor ¿y quién se ocupa de lo social?”. 

Sobre el rol social de los profesionales
En su última visita a la FIQ, a fines de 2019, Rafael tenía un fuerte compromiso que quería transmitir en particular a los estudiantes y jóvenes profesionales. “Crear emprendimientos que produzcan trabajo para los sectores vulnerables es una acción articulada. Es necesario juntarnos con las pequeñas, medianas y grandes empresas nacionales y ver cómo hacemos para que se creen más y más pymes donde haya más trabajo, más techo para la gente. Salgamos de la vergüenza de tener 35% de pobreza. No es cierto que esto es normal, no es normal. Actualmente, ponemos a la educación y a la tecnología al servicio del mercado, preparando a la gente para que vaya a trabajar para otra gente que sólo hace lo que le conviene. ¿Eso aporta a la construcción del país que queremos? Es fundamental poder contribuir a un país en donde no haya las desigualdades e inequidades que hay. Estoy convencido que este país tiene la posibilidad de ser un país digno donde la sociedad viva feliz. Y el rol de los ingenieros, de los técnicos y de toda la gente que ha estudiado es poner una parte de sí”, concluyó.

Orígenes y trayectoria de un emprendedor incansable
Rafael nació en Colonia Dora (Santiago del Estero), en 1925, aunque se crió en Charata, Chaco. Séptimo hijo de un matrimonio de ucranianos, a los 23 años se recibió de Ingeniero Químico en nuestra Casa de Estudios.
De su extensa carrera profesional, se destaca la creación de más de 10 empresas privadas (entre ellas, la célebre fábrica de calzado Skippy), la exportación de tecnologías a América latina, la colaboración en distintas gestiones de gobierno y la dirección del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) entre 1972 y 1974, y su último cargo en este Instituto como director del Centro de Tecnologías para la Salud y la Discapacidad.
Reconociendo que su principal aprendizaje fue haber encontrado el sentido de la vida en ayudar al otro, Kohanoff ha sido distinguido a nivel nacional e internacional en numerosas oportunidades. Entre las distinciones recibidas se desatacan la Mención de Honor “Senador Domingo Faustino Sarmiento” otorgada por la Honorable Cámara del Senado de la Nación; la designación como “Mayor Notable” por parte de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación;  “Porteño Mayor Destacado 2012” por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires;  Distinción al Merito, otorgado por la Cámara de Diputados de la Provincia de Chaco;  “Orden del Commendatore”, otorgada por el gobierno de Italia; Medalla de “Merito Internacional Profesor Darcy Ribeiro”,  por la Cámara Municipalidad de Montes Claros – Brasil; “Medalla al Mérito”, otorgada por Confederación Interamericana de Ingenieros Químicos, en Montreal, Canadá, entre muchas otras.

 

Prensa FIQ | UNL